Sabía que no iba a durar mucho, que iba a dejar esto prácticamente abandonado.
Y ya hace un año, o casi, y por un click más o menos afortunado, todo se verá, aunque mis esperanzas de continuidad son mímimas, me he reencontrado.
Y sería un buen momento para mirar atrás, si no fuera porque mirar atrás y mirarme ahora es mirar a la misma persona. Más viejo, sí, el tiempo es y seguirá siendo inexorable, pero no más sabio ni cosas de esas. Por fuera sigo igual, al menos ciertas manifestaciones físicas, y por dentro... también, lo quiera o no, atascado en algún momento, sin saber mirar hacia adelante, sin poder mirar hacia atrás y saber en qué punto... Con la sensación de que ésto no tendría por qué haber sido así y la certeza de no tener por qué quejarme. Y de que si todo volviera a empezar, volvería a hacer lo mismo. Y por supuesto, la ciega fe en la futilidad de todo propósito de enmienda.
Y la vana ansia de un dulce olvido,y de darse vacaciones de uno mismo, y la indudabilidad de que sigo siendo mi peor enemigo y tantas, tantas cosas.
Sé que se perderá en el tiempo como lágrimas en la lluvia, pero prometo retomar ésto e informar al mundo de cosas que no le importan en absoluto.
Otra más a la lista de promesas a olvidar.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Bueno Camp, soy Belurin... y qué te voy a contar yo que no te haya dicho ya...
Ah! Sí... tenemos varias conversaciones pendientes que poco a poco irán llevándose a cabo entre cubata y cubata y cuando las oportunidades lo permitan.
Sigue hacia adelante, que mirar atrás muchas veces no sirve de nada.
(Ainsss, cuánto me va a costar irme a Granada si finalmente me voy...)
Publicar un comentario