lunes, septiembre 29, 2008

Hola, soy humano

No puedo pensar en Galeano sin que me vengan a la cabeza estos textos, poemas, relatos o lo que sea.

Hablando de memoria, recuerdo otro que dice algo así cómo "prohibido que jueguen los niños, prohibido cantar... Son carteles alegres, porque dicen que todavía hay gente que juega, todavía hay gente que canta".

Pero cuando un gobierno se tiene que gastar el dinero en decir que su gente son personas como nosotros, cuando un gobierno casi tiene que pedir disculpas por el comportamiento de algunos de sus habitantes... Algo falla, y no creo que sean ellos.

En cierta ocasión, vi un cartel en que había una nube minúscula en un cielo perfectamente azul, cuyo lema venía a ser que los payos verían un día nublado si el cartel fuera gitano.

El enemigo no es el otro, el de al lado. El de al lado es cómo nosotros, intentando sobrevivir como puede, en una carrera que empezó tarde y cojo. Y nosotros, puros, blanquitos, miramos hacia atrás y los vemos acercarse... Y se nos olvida quién nos hace correr, qué nos hace correr y olvidar que la vida es un camino, no un circuito. Y que, aparte del camino que no se va a volver a pisar y de alguien que coma los restos que nosotros no quisimos y todo lo demás, estamos olvidando, que, más allá de colores, banderas y fronteras, somos personas, y que todos, si nos pinchan, sangramos, si nos envenenan, morimos, que todos tenemos el mismo verano y el mismo invierno...


El hambre /2
Un sistema de desvínculo: El buey solo bien se lame.
El prójimo no es tu hermano, ni tu amante. El prójimo
es un competidor, un enemigo, un obstáculo a saltar o
una cosa para usar. El sistema, que no da de comer,
tampoco da de amar: a muchos los condena al hambre
de pan y a muchos más condena al hambre de abrazos.


Los nadies
Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan
los nadies con salir de pobres, que algún mágico día
llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros
la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni
hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo
la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y
aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el
pie derecho, o empiecen el año cambiando de escoba.
Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.
Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la
liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos.
Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no profesan religiones, sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal, sino en la
crónica roja de la prensa local.
Los nadies, que cuestan menos que la bala que los
mata.

Eduardo Galeano

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