Llegan las doce de la noche, es hora de quitarse las máscaras, pero uno de los invitados permanece, silencioso, en el fondo.
-¡Desenmascarémosnos!¡Desenmascarésmosnos!
Y, el desconocido, silencioso, empieza a levantarse su máscara en forma de calavera...
Y debajo, estaba la realidad.
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