Cada una, mil, y cada mil, mil más. La ira como un susurro, como una tormenta, caminando, la esperanza con trote ligero se viene, se va, se viene, se va. Parece el mar y no lo es. No parece ya gran cosa, pero ahí está, mirando alzando las manos que estan tendidas en otro modo, silentes, acólitas, llenas de humo, incesantes, resilentes, con esa cosa antigua, humilde, evocadora de otredades más adustas en que se vio inmensa, inmersa, insensata, infundada, ilícita.
A lo lejos...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
No se vale escribir así de bien, que nos dejas mal al resto...
Mira quién habla...
Publicar un comentario