martes, julio 29, 2008

Efecto 2000 (V)

30-2-2000

Hoy es treinta de febrero. Es raro. Es muy raro. Me lo han explicado un millón de veces y no lo he entendido bien todavía. Parece ser que es como los años bisiestos, que juntan todas las horas que sobran a los años anteriores y hacen un día más. Pues parece que de esas horas todavía sobran unos minutos y que cada chorrocientos años sale un día más. Supongo que tendrá algún tipo de beneficio para la humanidad, porque han montado una buena.
Resulta que se ha determinado que éste día no existe, para no volver locos a los ordenadores. Se ha cortado la luz, el agua, el teléfono, han cerrado todas las fábricas, los comercios, los centros de estudio. Por no trabajar, no trabaja ni la policía, ni el ejército, ni nada. Todo, vamos. Esperemos que no le haya dado a nadie por hacer algo raro hoy, porque iba a resultar muy raro decir, por ejemplo, que la guerrilla colombiana tomó la capital el treinta de febrero, o que tal dirigente dimitió el treinta de febrero, o leer en un epitafio “Muerto el 30-2-2000”. Si ya suena raro decir el veintinueve... Y esperemos que no haya nacido mucha gente hoy, porque va a celebrar su cumpleaños cuando yo me sé...

De todas formas, el treinta de febrero es un día maravilloso. Si algún día llego a algo en esta vida, proclamaré el treinta de febrero fiesta nacional. A nadie le importará mucho, es cierto, pero lo haré. Es en los días raros cuándo suceden las maravillas, es en los días mágicos cúando acontece la magia en todo su esplendor.

Vamos, que la he visto. La he visto y he hablado con ella. Y no ha pasado nada. La he visto. Vaya que si la he visto. E incluso e hablado con ella. Estaba harto de estar en casa, y he decidido salir a dar una vuelta. A ver el mundo quieto, silencioso. A ver a la gente mirando el encantamiento de la cotidianiedad. A ver el mundo sin las prisas de todos los días.
Y la he visto. Andaba por el parquecito donde nos veíamos siempre, mirando jugar a los niños, y, repente, una voz a mi lado. Una voz suave, encantadora.
- Que día más raro ¿ no?- Me ha dicho.
- Sí, - he contestado, temeroso, los ojos fijos en el cielo- no sé como han dejado salir al sol.
- Habría sido una noche larguísima.
- ¿Te referías al sol del cielo?- Había sido una noche larguísima, pero no me he atrevido a decírselo.
- ¿ Qué otro sol hay?
- Tú, - he susurrado apenas, girando la vista hacia ella- ¿ qué otro sol hay?
- ¡ Que bonito!- Me ha contestado. Me ha plasmado un sonoro beso en la mejilla, me ha pasado la mano por la cintura y hemos echado a andar. Así, como si nada hubiera pasado.

Un treinta de febrero. Me he reconciliado un treinta de febrero. Una pregunta me asalta. Si todo ha de tener un espacio y un tiempo para ser real, ¿será real lo que me ha pasado hoy? ¿Recordaré mañana todo lo hoy acontecido? ¿ella, se acordará? ¿Quién ganará las elecciones? ¿Existe Dios? ¿Qué sentido tiene nuestra existencia? En fin. La llamaré mañana.

1 comentario:

sabrini_ta dijo...

Y.....????